Diario El Mundo – España: Coches libres a precios de lujo

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Cuba liberaliza la venta de vehículos nuevos, que superan seis veces su coste en Europa

ÁNGEL T. GONZÁLEZ / La Habana
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Los cubanos ya pueden soñar con comprarse un coche nuevo porque, después de medio siglo, ha sido derogada la restricción que exigía tener una autorización gubernamental para adquirir un vehículo. El embargo a la compra de coches de estreno se ha prolongado durante 55 años. Pero ese sueño se ha dado de bruces con los precios prohibitivos a los que se venden los vehículos de marcas europeas, que multiplican por seis su precio en origen.

En décadas anteriores, el permiso de venta de un coche ruso se concedía como un premio oficial a personas destacadas por sus méritos en la «construcción del socialismo». Pero ese coche era de por vida, porque estaba prohibido venderlo a otra persona.

La primera medida que flexibilizó esa prohibición ocurrió en 2011, al autorizarse la compraventa de automóviles usados entre cubanos.

Ahora sólo se necesita tener mucho dinero para comprar un vehículo moderno de estreno. Para tres generaciones de cubanos, este suceso es toda una novedad rompedora de tabúes ideológicos, con los que han convivido la mayor parte de su vida.

El automóvil, durante décadas, fue considerado con un «lujo burgués» que no era apropiado para la ideología del «proletariado socialista».

Por eso, incluso hay algunos cubanos de edad anciana que critican hoy la venta libre de modernos coches europeos. «La ley del mercado anda suelta y sin vacunar», comenta con voz de resignación Antolin Gómez al mirar los precios de los vehículos en una tienda situada en el habanero municipio de Marianao.
Y es que un cubano con un salario medio mensual de 480 pesos (unos 20 dólares) necesitaría ahorrar toda su paga durante 6.000 meses para adquirir un Peugeot 3001 de 2013, que tiene un precio de venta de 109.684 dólares (casi 80.400 euros).

Un vehículo familiar Peugeot 4008 nuevo salió a la venta en 239.250 dólares (más de 175.300 euros) en la comercial estatal SASA de La Habana, mientras que el fabricante francés lo ofrece en sus catálogos en Europa a partir de 30.000 euros.

A las personas congregadas en el citado concesionario de la barriada de Marianao les bastó mirar los precios de los coches para convencerse de que mantendrían su estatus de peatones de por vida. «Si compro un carro [coche], al día siguiente me llega a casa una citación de la policía para ver de dónde saqué el dinero», dijo uno de ellos.
El Gobierno de Raúl Castro, dentro de su programa de cambios moderados, tiene como meta eliminar «prohibiciones absurdas». Y por ello abolió los tabúes que impedían a los cubanos alojarse en hoteles, viajar al extranjero o tener un teléfono móvil.

Pero esta reciente venta de coches europeos modernos ha sido la más rompedora. Los cubanos que adquieran estos vehículos harán visible la existencia de una clase media con poder adquisitivo. Es un nicho concentrado en campesinos privados, artistas, dueños de restaurantes exitosos y quizás el dinero aportado por emigrantes a familiares radicados en la isla. Esta venta de coches es otra acción contra el falso igualitarismo social.

Durante los últimos años muchos cubanos profesionales, sobre todo médicos, aceptaban cumplir una misión de trabajar en países latinoamericanos y africanos porque, a su regreso a la isla, les autorizaban a comprar un coche de segunda mano a un precio moderado y, así, ahorraban todo el dinero posible para comprar un coche a su regreso. Otros, incluso hacían negocio con esas cartas que autorizaban comprar un coche, vendiéndoselas a otras personas. En Cuba se hace negocio con todo lo que permita ganar dinero.

Pero, con el precio de venta que tienen ahora, incluso los coches de segunda mano, muchos de estos profesionales no podrán hacer realidad su meta de tener un automóvil. Estos exagerados precios, según criterios oficialistas, responden a la necesidad de limitar el uso de vehículos, dado que La Habana, por ejemplo, tiene las mismas calles y avenidas que existían en 1959, el año que la revolución de Fidel Castro tomó el poder de Cuba.

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