
La amable y empática profundidad de las bases de las raíces democráticas expuestas por Henry Ramos Allup, que ha conseguido argumentar sobradamente que la democracia en Venezuela está sucumbiendo a una quimera anti-democrática ejercida por un gobierno que está transgrediendo con su palabra y obra las mismas raíces de la democracia Venezolana, su Constitución, la elocuencia para describir la realidad y hacerla entender, y comprender las causas de la situación de conflicto Venezolana de Julio Borges, o la gran capacidad oratoria de Henry Falcón, deben haber sorprendido muchísimo en Cuba.
El debate se ha visto en directo y por televisión en toda Cuba, al estar en la señal cubana el canal Telesur venezolano.
Desde luego entre el pueblo se observaba con asombro Telesur sin poder creer lo que se estaba viendo y oyendo. Como el africano que jamás salió del desierto y se tropieza por primera vez con una nevada en una ciudad moderna, así el pueblo cubano observaba atónito cómo en Venezuela los opositores hablaban con gran respeto, gran preparación, gran elocuencia, y además no iban presos ni les bajaban el audio de su micrófono. Lo más grande es que, además, lo hacían en un canal nacional venezolano.
No sé a quién se le fue el tiro. No creo que la mayor parte del Gobierno cubano esté muy feliz de esto, tras sopesarlo una vez pasado. Lo más preocupante no es que el pueblo lo viera. Eso no es todo. También lo vieron los intelectuales con ganas de informarse y formar pacte activa de un cambio a mejor en Cuba, los políticos con ganas de ver a Cuba prosperar, los artistas que pueden inspirarse en la reconciliación de un pueblo regido por un gobierno que no dicte al resto lo que tiene que pensar, decir, o hacer, si todo ello lo hace de forma pacífica, promulgando el diálogo, y condenando el enfrentamiento violento. Lo vieron todos. Al día siguiente le debería costar mucho a varios hablar de los “gusanos”, o de la diferencia de opinión, con mofa o con befa. Lo seguirán haciendo, pero ellos mismos tendrán un nuevo resorte auto-crítico, lo quieran o no, minúsculo o más grande, si han prestado verdadera atención al debate venezolano.
En el mismo gobierno cubano debe haber personas con ilusión por que haya un cambio verdadero. Estos tiempos no permiten otra cosa. Cada vez más, el mundo es interdependiente, y es un mundo que evoluciona en paralelo y en tiempo real. Lo que afecta a una parte, cada vez más, nos afecta a todos. Ya no se puede pensar un regir un país como si fuera una isla. Ya no es una isla, desde el momento que la información con mayúsculas fluye, cada vez más, y ya es imposible pararla. Cuba ha presenciado un debate donde la cultura democrática estuvo a una altura encomiable para los que pensábamos que Venezuela, desgraciadamente, se estaba convirtiendo en un doloroso fracaso de la democracia por muchos años y sin retorno posible.
¿Por qué la economía de Cuba es un desastre?
Cuba no puede generar atractivo empresarial si no hay un mercado. Como mucho, puede generar el atractivo de facturar al gobierno. Y eso empobrece al país, no mueve la economía de manera sostenible. Pero para que haya un mercado tiene que haber o mucho volumen de población cualificada, o un importante volumen de mercado percápita medio. Mientras tanto, la inversión extranjera no va a entrar a expuertas. En Cuba no pueden pasar las dos cosas ahora. La primera es obvia, y el Gobierno sólo podría potenciar la renta percápita dándo libertades económicas, y éstas conllevarían la demolición de muchos principios insostenibles que el gobierno de Cuba aún quiere sostener y que tiene que replantearse si realmente hay alguien en ese gobierno que desea crear bienestar para su pueblo y prosperidad económica para Cuba.
Si el paso dado por el gobierno de Venezuela es sincero, tendrá que hacer concesiones, y tendrá que cambiar cosas. Es inevitable. Todos los Venezolanos, chavistas o no, ahora saben que en el país hay problemas muy serios que han causado este estado de las cosas, y que hay una oposición con ganas de trabajar por arreglarlos, y muy preparada para ello. Desoírla ahora sería un insulto a la inteligencia de muchos millones de venezolanos, entre los cuales ya debe ahora haber chavistas.
No sé a quién se le fue el tiro, como digo, pero sin duda ha resultado esperanzador el debate y el ambiente en torno al mismo, a pesar de exponer cada cual hechos que, por increíbles que parezcan, han acontecido en Venezuela y que serían insostenibles para ciertas sociedades.
Yo sólo espero que entre la clase política cubana haya un pequeño antes y después de esto que sucede en Venezuela. Pero no para aprender cómo reprimirlo antes, al estilo maquiavelista, sino para aprender que es irreprimible a medio plazo en esta nueva era de la información y el flujo económico, y que merece la pena frenar y cambiar, de verdad, el rumbo de un fracaso terrible, para todo un pueblo, que dura ya demasiado, 55 años, y que no debería tornar en aún mayor tragedia.
Por Javier Larrondo, Representante de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) en la Unión Europea.